miércoles, 31 de agosto de 2016

Rapunzel. Un cuento de los Hermanos Grimm.

Había una vez un hombre y su esposa que por largo tiempo esperaron en vano por un hijo. Al fin la mujer supo que Dios estaba por concederles el deseo. Esta gente tenían en su casa una ventana en la parte de atrás desde la cual se veía un espléndido jardín, lleno de las más bellas flores y hierbas. El jardín, sin embargo, estaba rodeado por un gran muro, y nadie intentaba entrar en él porque pertenecía a una "hechicera" que tenía grandes poderes y era temida por todo el mundo. Un día la esposa estaba en la ventana mirando hacia abajo al jardín cuando vio una era que estaba plantada con bellísimos rapunzeles[1]. Y las vio tan frescas y verdes que suspiraba por ellas y le entró el gran antojo de comer algunas. 

Ese deseo se incrementaba día a día, y como ella sabía que no podía coger ninguna, fue perdiendo su salud, y se veía pálida y miserable. Entonces su esposo se alarmó y preguntó: 

-"¿Qué es lo que te sucede, querida esposa?"- 

-"¡Ay, si yo no pudiera obtener alguno de los rapunzeles, que están en el jardín atrás de la casa, para comerlos, me moriría."- 

El hombre, que la amaba mucho, pensó: 

-"Antes que dejar que mi mujer se muera, le traeré algunos rapunzeles, no importa lo que cueste."- 

Al medio oscurecer del final de la tarde, escaló y atravesó el muro cayendo sobre el jardín de la hechicera, rápidamente cogió un racimo de rapunzeles y se los llevó a su esposa. Inmediatamente ella se hizo una ensalada y se la comió con mucho gusto. A ella, sin embargo, le gustaron tanto, tanto, tanto, que al día siguiente estaba tres veces más antojada que antes. Si él debía tener algún reposo, debería ir otra vez más al jardín. En la penumbra del atardecer, sin embargo, él bajó de nuevo el muro, pero cuando había bajado al suelo, se asustó terriblemente pues encontró a la hechicera parada a su lado. 

-"¿Cómo te atreves"- dijo ella con una mirada furiosa, -"descender dentro de mi jardín y robarme los rapunzeles como un ladrón? ¡Sufrirás por ello!" CONTINUAR LEYENDO

Mis lecturas: George Steiner. Un largo sábado. Conversaciones con Laure Adler. Editorial Siruela 2016.

Este libro contiene una serie de entrevistas a Steiner realizadas por la periodista francesa Laure Adler entre los años 2002 y 2014. Es un texto muy ameno que, dado el formato de entrevista, permite acercarnos al intelectual de una forma más natural, más informal, más directa, ya que el entrevistado no tiene oportunidad de revisar lo dicho. 
A lo largo de las entrevistas, Steiner da un repaso a lo que ha sido más significativo en su vida personal y académica, si es que, en este caso, se pueden separar. El judaísmo, su aversión a Freud, su pasión por la música, su visión de Europa y su cultura, la vida y la muerte, su admiración por Heidegger, a pesar de su pasado nazi, y su juicio crítico sobre la literatura y alguno de sus autores preferidos, conforman este libro. 

Las entrevistas se agrupan bajo estos títulos:
- Una educación accidentada. Del exilio al Instituto.
- Ser un invitado en la tierra. Reflexiones sobre el judaísmo.
- "Cada lengua abre una ventana a un nuevo mundo".
- "Dios es el tío de Kafka". Del Libro a los libros.
- Las humanidades pueden volver inhumano. El siglo XX ha empobrecido moralmente al hombre.
- Epílogo: Aprender a morir.


martes, 30 de agosto de 2016

Mis lecturas: Lo único que queda es el amor. Agustín Fernández Paz. Editorial Anaya 2015.

 Acabo de terminar el libro de Agustín Fernández Paz: "Lo único que queda es el amor". En un libro compuesto por diferentes cuentos que el autor ha reunido en torno a la temática que da título al texto. El autor, recientemente fallecido, es un referente dentro de la literatura infantil y juvenil. En concreto, esta obra aparece dedicada a los jóvenes, aunque creo que puede alcanzar a los y las adolescentes, así como a personas adultas. Es un libro que se deja leer con facilidad y que en algunos relatos alcanza una profundidad interesante. Lo único que no me ha gustado es que a la hora de comprarlo viene junto con un cuadernillo para hacer actividades sobre la lectura realizada. ¡Craso error! Los libros no son para hacer actividades, sino para disfrutarlos, introyectarlos y compartirlos. !Cuándo se darán cuenta de esto las editoriales y, sobre todo, el profesorado! ¡Cuándo tomarán conciencia que estos cuadernillos no animan para nada la actividad lectora. Antes bien, la desaniman.

Aquí os dejo dos de esos relatos y una entrevista que realizó al autor la Fundación Cuatrogatos.



La Escuela Moderna y Popular : Desde Celestín Freinet a nuestros días. Paco Olvera.


Este documental pretende realizar un recorrido histórico del devenir pedagógico en nuestro país, centrándonos en la figura de Celestín Freinet, pero también en las de Ferrer i Guardia y Giner de los Rios, personajes de una importancia capital, para comprender los cambios educativos que se produjeron hasta la derrota de la IIª República por el golpe de estado de los fascistas y el resurgimiento de una nueva educación tras la muerte del dictador.

Las buenas inversiones. Un cuento de Julio Cortázar.

Este breve cuento es en el fondo una historia de cronopios, solo que aquí el cronopio tiene un nombre, sin hablar de un calentador Primus y otras cosas, se llama Las buenas inversiones.

Gómez es un hombre modesto y borroso que sólo le pide a la vida un pedacito bajo el sol, el diario con noticias exaltantes y un choclo[1] hervido con poca sal pero, eso sí, con bastante manteca. A nadie le puede extrañar entonces que apenas haya reunido la edad y el dinero suficientes este sujeto se traslade al campo, busque una región de colinas agradables y pueblecitos inocentes y se compre un metro cuadrado de tierra para estar lo que se dice en su casa. Esto del metro cuadrado puede parecer raro y lo sería en condiciones ordinarias, es decir sin Gómez y sin Literio. Como a Gómez no le interesa más que un pedacito de tierra donde instalar su reposera verde y sentarse a leer el diario y a hervir su choclo con ayuda de un calentador Primus, sería difícil que alguien le vendiera un metro cuadrado, porque, en realidad, nadie tiene un metro cuadrado sino muchísisimos metros cuadrados, y vender un metro cuadrado en mitad o al extremo de los otros metros cuadrados plantea problemas de catastro, de convivencia, de impuestos y además, es ridículo y no se hace, qué tanto. Y cuando Gómez, llevando la reposera con el Primus y los choclos empieza a desanimarse después de haber recorrido gran parte de los valles y las colinas, se descubre que Literio tiene entre dos terrenos justo un rincón que mide un metro cuadrado y que por hallarse entre dos solares comprados en épocas diferentes posee una especie de personalidad propia, aunque en apariencia no sea más que un montón de pasto con un cardo apuntando hacia el norte. El notario y Literio se mueren de risa durante la firma de la escritura, pero dos días después, Gómez ya está instalado en su terreno en el que pasa todo el día leyendo y comiendo hasta que al atardecer regresa al hotel del pueblo donde tiene alquilada una buena habitación, porque Gómez será loco pero nada idiota, y eso hasta Literio y el notario están prontos a reconocer, con lo cual el verano en los valles va pasando agradablemente aunque de cuando en cuando hay turistas que han oído hablar del asunto y se asoman para mirar a Gómez leyendo en su reposera. Una noche un turista venezolano se anima a preguntarle a Gómez por qué ha comprado solamente un metro cuadrado de tierra y para qué puede servir esa tierra, aparte de colocar la reposera, en tanto el turista venezolano como los otros estupefactos contertulios, escuchan esta respuesta: Usted parece ignorar que la propiedad de un terreno se extiende desde de la superficie hasta el centro de la tierra: ¡Calcule entonces!.– Nadie calcula, pero todos tienen la visión de un pozo cuadrado que baja, baja y baja hasta no se sabe dónde y de alguna manera eso parece más importante que cuando se tienen trece hectáreas y se tiene que imaginar un agujero de semejante superficie que baje, baje y baje. Por eso, cuando los ingenieros llegan tres semanas después, todo el mundo se da cuenta que el venezolano no se ha tragado la píldora y ha sospechado el secreto de Gómez, o sea, que en esta zona debe haber petróleo. Literio es el primero en permitir que le arruinen sus campos de alfalfa y girasol con insensatas perforaciones que llenan la atmósfera de malsanos humos, los demás propietarios perforan noche y día en todas partes y hasta se da el caso de una pobre señora que, entre grandes lágrimas, tiene que correr la cama de tres generaciones de honestos labriegos, porque los ingenieros han localizado una zona neurálgica en el mismo medio del dormitorio. Gómez observa de lejos las operaciones, sin preocuparse mayor cosa aunque el ruido de las máquinas lo distrae de las noticias del diario. Por supuesto, nadie le ha dicho algo sobre su terreno y él no es hombre curioso y sólo contesta cuando le hablan, por eso responde que no cuando el emisario del consorcio petrolero venezolano se confiesa vencido y va a verlo para que le venda el metro cuadrado, el emisario tiene órdenes de comprar a cualquier precio y empieza a mencionar cifras que suben a razón de cinco mil dólares por minuto, con lo cual al cabo de tres horas, Gómez pliega la reposera, guarda el Primus y el choclo en la valijita y firma un papel que lo convierte en el hombre más rico del país, siempre y cuando se encuentre petróleo en su terreno, cosa que ocurre justamente una semana más tarde, en forma de un chorro que deja empapada a la familia de Literio y a todas las gallinas de la zona. Gómez, que está muy sorprendido se vuelve a la ciudad donde comenzó su existencia y se compra un departamento en el piso más alto de un rascacielos, pues ahí hay una terraza a pleno sol para leer el diario y hervir el choclo sin que vengan a distraerlo venezolanos sabiesos ni gallinas tejidas de negro con la indignación que siempre manifiestan estos animales cuando se les rocía con petróleo bruto.
FIN


[1] Mazorca de maíz en cualquiera de sus estados (verde, madura o seca).

domingo, 28 de agosto de 2016

Las maravillas y miserias del amor. Un poema de Juan Gelman.

Las maravillas y miserias del amor.
Sus oscuros fulgores, sus catástrofes.
Caminar por el filo de la pérdida.
Dar lo que no se tiene.
Recibir lo que no se da.
El amor a la poesía,
a la madre, a la mujer,
a los hijos, a los compañeros
que cayeron por una esperanza,
a la belleza todavía de este mundo.
Como cualquier hombre,
amé y amo todo eso.
Algo de todo eso tal vez
tiemble en los poemas que siguen,
escritos a lo largo de 50 años.
La muerte me enseñó
que no se muere de amor.
Se vive de amor.

Juan Gelman - En el hoy y mañana y ayer.

Con la Premio Nobel de Literatura de 2015 Svetlana Alexiévich. Espacio Fundación Telefónica. Madrid.


La Premio Nobel de Literatura de 2015 Svetlana Alexiévich ha sido la exclusiva invitada del próximo Hay vida en martes. Una ocasión de lujo para conocerla de cerca y descubrir de primera mano su experiencia y trayectoria.

Alexiévich es la autora de La guerra no tiene rostro de mujer (1985) y de Voces de Chernóbil (1997). En este último libro, la escritora recopila valiosos testimonios de las víctimas del accidente de la central nuclear, del que se acaban de cumplir 30 años.

La conversación ha sido moderada por la periodista Marta Fernández. 

sábado, 27 de agosto de 2016

Mario Benedetti. Hacer un pausa


Mis lecturas: Fragmentos. George Steiner. Editorial Siruela

Acabo de terminar este libro y he de confesar que me ha encantado. Son una serie de reflexiones que hace el autor tomando como referencia un imaginario documento de Epicarnio de Grana. El pergamino encontrado está en mal estado y sólo se pueden leer frases sueltas. Steiner, aprovechando esas frases (Cuando el rayo habla, dice oscuridad. Amistad, homicida del amor. Hay leones, hay ratones. El mal es.Canta dinero a la diosa. Desmiente al Olimpo si puedes.¿Por qué lloro cuando canta Arión? Amiga muerte) va desgranando su visión sobre toda una serie de asuntos vitales.

En otras entradas he puesto algunos párrafos de esta obra. Hoy terminaré con un trozo correspondiente al último fragmento: Amiga muerte.

"Pero el remedio está al alcance. El suicidio encarga, respalda la libertad. No elegimos nuestro nacimiento. Peo podemos reclamar la autonomía de nuestro ser, de nuestra “autoposesión” –un término definitivo- al elegir la manera y el momento de nuestra muerte. La geriatría, remanente de teologías obsoletas, busca privarnos de esta libertad fundamental. ¿Hay algo más cruel, más éticamente reproblable que el dictado que mantiene vi o a quien está mentalmente extinguido, al paralítico, a quienes son alimentados mediante tubos? ¿Qué tiranía hay más obscena que la que prohíbe liberar al que se encuentra en coma, a quienes están encarcelados por la inmovilidad, a los muertos vivientes conectados a un respirador artificial, vaciando sus intestinos bajo licencia química? Está en juego más que la dignidad. Es nuestra humanidad esencial. A la larga, comprender esto significa ganar terreno. Los derechos estoicos, epicúreos, a la libertad de la muerte elegida están volviendo. El acceso a la muerte asistida ahora oscila de la representación real a una multitud de disertaciones clínicas en cubiertas. La institución médica muestra signos de un incómodo sentido común. Sin embargo, aún está por venir una revolución social y legal más radical. Solo entonces nuestra conciencia, nuestro espíritu, podrá “liberarse a los elementos”.

Sólo entonces, para usar los términos de Epicarpio, la muerte en verdad se volverá una amiga, una invitada de honor incluso al rayar el alba."


Como se puede ver, el tema de este fragmento va relacionado con la muerte y con la posibilidad de elección de la manera de morir. Hace ya algún tiempo publiqué un artículo sobre este tema que titulé: "Morir con dignidad". Comenzaba así: "Hace algunos días leí en la prensa la noticia acerca de una chica chilena de 14 años que había subido un vídeo grabado por ella misma en el que pedía a la presidenta de su país, Michelle Bachelet, su autorización para “dormirla para siempre”. Valentina sufre desde los seis meses fibrosis quística, una enfermedad hereditaria y degenerativa que afecta a pulmones, hígado y páncreas. Valentina afirma que está cansada de luchar, que han sido 14 años de lucha para ella y que para su familia aún ha sido más. “Estoy cansada de seguir luchando, porque veo el mismo resultado siempre. Es muy cansado”, dice con resignación en el vídeo. Su hermano falleció a los seis años y hace menos de un mes perdió a uno de sus amigos del hospital por la misma enfermedad: "Él era uno de mis mejores amigos y ver que estaba dando todo al 100% e igual sufría, verlo morir, me impactó". CONTINUAR LEYENDO

viernes, 26 de agosto de 2016

No es que muera de amor. Un poema de Jaime Sabines.

Me gustan las personas... Mind of Brando


George Steiner, Luis de Góngora y Miguel Delibes: Una mirada a nuestro mundo.

A vueltas con el libro de George Steiner, Fragmentos,  hoy me ha llamado la atención su fragmento titulado : "Canta dinero a la diosa". De él he extraído un trozo, que aparece más abajo, en el que plasma con crudeza la terrible e injusta situación que vivimos en nuestro mundo. La verdad es que leyéndolo me han venido a la mente otros dos autores que también escribieron sobre esta cuestión. Son Luis de Góngora y Miguel Delibes. Uno con su poema titulado: "Poderoso Caballero es Don Dinero", y el otro con su discurso de ingreso en la Real Academia que tituló: "Un mundo en la agonía"

He aquí el trozo que he seleccionado de la obra de Steiner: "La corrupción es el aliento de la política, del mercado. ¿Hay algo que no esté en venta? La acometida para obtener ganancias depreda lo que resta de nuestros bosques, devasta los océanos, contamina el aire. En el capitalismo urbano de la megalópolis, pero también en la miseria de las barriadas, el alarido del dinero nunca ha sido tan descarado como ahora. Raquíticos niños escudriñan la basura tóxica en busca de desechos que puedan vender; conglomerados multinacionales explotan el mar abierto en busca de petróleo y de metales preciosos; las cosechas se valoran cando son lucrativas y lo que se cosecha es "dinero". Los encantos fiscales del contrato prenupcial toman las riendas de la noche de bodas. Los anuncios de pantimedias interrumpen los documentales sobre Auschwitz que se pasan en la televisión. Hasta ahora solo una cosa ha logrado evadir el soborno: la muerte."

Aquí tenéis una versión musicada por Paco Ibáñez del poema de Góngora.


El discurso de Miguel Delibes comienza así: "Debo reconocer que la elección de tema para mi discurso de ingreso a la Academia no me ha sido fácil. El carácter literario de la misma, me empujaba, casi fatalmente, en este sentido. Pero, ¿cómo meterme en Literaturas ante un auditorio tan competente en esta materia? Estaba, por otra parte, la actitud de mis compañeros periodistas, después de mi elección, poniendo el acento en mi vocación campestre; «Un cazador a la Academia», «Del campo a la Academia», «Un cazador que escribe», fueron titulares frecuentes en diarios y revistas en aquella efemérides. ¿No estarían ellos, al sentar estas afirmaciones verdaderas, abriéndome el cauce por donde mis palabras deberían discurrir? ¿Por qué no traer a la Academia una de las preocupaciones fundamentales, si no la principal, que ha inspirado desde hace cinco lustros mi carrera de escritor? ¿No es mi concepto del progreso algo que está en palmaria contradicción con lo que viene entendiéndose por progreso en el mundo de nuestros días? ¿Por qué no aprovechar este acceso a tan alto auditorio para unir mi voz a la protesta contra la brutal agresión a la Naturaleza que las sociedades llamadas civilizadas vienen perpetrando mediante una tecnología desbridada?"

Bernard de Mandeville, La fábula de las abejas, o cómo los vicios privados hacen la prosperidad pública.

La fábula de las abejas. En 1714 Bernard Mandeville contaba esta fábula sobre las abejas: "Había una colmena que se parecía a una sociedad humana bien ordenada. No faltaban en ella ni los bribones, ni los malos médicos, ni los malos sacerdotes, ni los malos soldados, ni los malos ministros. Por descontado tenía una mala reina. Todos los días se cometían fraudes en esta colmena; y la justicia, llamada a reprimir la corrupción, era ella misma corruptible. En suma, cada profesión y cada estamento, estaban llenos de vicios. Pero la nación no era por ello menos próspera y fuerte. En efecto, los vicios de los particulares contribuían a la felicidad pública; y, de rechazo, la felicidad pública causaba el bienestar de los particulares. Pero se produjo un cambio en el espíritu de las abejas, que tuvieron la singular idea de no querer ya nada más que honradez y virtud. El amor exclusivo al bien se apoderó de los corazones, de donde se siguió muy pronto la ruina de toda la colmena. Como se eliminaron los excesos, desaparecieron las enfermedades y no se necesitaron más médicos. Como se acabaron las disputas, no hubo más procesos y, de esta forma, no se necesitaron ya abogados ni jueces. Las abejas, que se volvieron económicas y moderadas, no gastaron ya nada: no más lujos, no más arte, no más comercio. La desolación, en definitiva, fue general. La conclusión parece inequívoca: Dejad, pues, de quejaros: sólo los tontos se esfuerzan por hacer de un gran panal un panal honrado. Fraude, lujo y orgullo deben vivir, si queremos gozar de sus dulces beneficios". 


jueves, 25 de agosto de 2016

Libros de África. Estantería de Chema Caballero.(Librotea. El País)

Chema Caballero (Castuera, Badajoz, 1961). Bloguero y cooperante. Licenciado en Derecho, por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Derechos Humanos y Resolución de Conflictos, por Long Island University de Nueva York. En 1992 llega a Sierra Leona, donde durante dos décadas dirige programas de derechos humanos, rehabilitación e reinserción de menores soldados (programa que ha sido modelo para otros países) y de desarrollo. Ha sido perito de menores soldado para el Tribunal Especial para Sierra Leona. En la actualidad es coordinador de la ONG DYES y autor del blog “Bajo el mango” de Mundo Negro Digital, coautor del Blog “África no es un país” en El País, colaborador de Planeta Futuro en el mismo diario y autor del libro “Los hombres leopardo se están extinguiendo”, entre otras publicaciones.

Gracias a la vida. Violeta Parra.


Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me dio dos luceros, que cuando los abro:
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado el oído, que en todo su ancho:
graba noche y día grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado el sonido y el abecedario, 
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me dio el corazón, que agita su marco,
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo;
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto, 
me ha dado la risa y me ha dado el llanto:
Así yo distingo dicha de quebranto,
(los dos materiales que forman mi canto)
y el canto de ustedes, que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto...

Todo. Un poema de Wislawa Szymborska

TODO

Todo:
palabra impertinente y henchida de orgullo.
Habría que escribirla entre comillas.
Aparenta que nada se le escapa,
que reúne, abraza, recoge y tiene.
Y en lugar de eso,
no es más que un jirón de caos.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Sobre la amistad.Fragmentos. George Steiner.

Leyendo este libro de George Steiner me ha llamado la atención, entre otras muchas cosas, esta reflexión que hace acerca de la amistad, dentro del fragmento titulado: Amistad, homicida del amor. Aquí os lo dejo para que le echéis un vistazo.

"En la infancia pueden darse incontenibles amistades de la más grande efusión. La fidelidad inquebrantable marca la adolescencia. Se intercambian claves, se inventan idiomas secretos, se establecen rituales de confianza. Las intimidades contra mundum se vuelven más vitales que cualquier rutina familiar. La pubertad es el mayo y el junio de la amistad. Como se decía antes, el corazón, la mente y la sexualidad que aflora se "estrujan" con una necesidad mutua; con recíprocas lealtades, intimidades simbióticas de tal intensidad que pueden llevar al suicidio. El caleidoscopio de la amistad adulta es diverso. Pasa por encima de ideologías, barreras étnica, largas separaciones. Homero y Virgilio sabían que la philia es indispensable para la sinrazón sacrificial del combare; para la solidaridad entre hombres armados que se enfrentan a la muerte, Hay algo de acre verdad en el escarnio de La Rochefoucauld cuando declara que el infortunio de un amigo no nos causa absoluta infelicidad, sino una pizca apenas de regocijo. El amigo verdadero se vanagloria por los laureles del otro. La amistad de los viejos tiene su propio encanto distintivo. Acepta las generosidades del recuerdo, las ironías que hacen tolerables las debilidades. Los viejos amigos se sientan en un banco del parque a olfatear el aire para captar el aroma a muerte y compartir las pavorosas pasiones del vacío. Para que el diálogo no acabe, el que sobrevive continúa hablando solo. Las salas de geriatría o las escenas nocturnas en las casas con ancianos están repletas de esos murmullos, como la "última cinta" de Beckett. Incluso al final, la amistad es el enigma de la gracia que le es permitida al hombre (caído)."

El silencio de las sirenas. Un cuento de Franz Kafka.

Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:

Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.

Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.

En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.

Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.

Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.

Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.

FIN

martes, 23 de agosto de 2016

El fingimiento feliz (o la ficción afortunada). Marqués de Sade.

Hay muchísimas mujeres que piensan que con tal de no llegar hasta el fin con un amante, pueden permitirse, sin ofensa para su esposo, un cierto comercio de galantería, y a menudo esta forma de ver las cosas tiene consecuencias más peligrosas que si la caída hubiese sido completa. Lo que le ocurrió a la Marquesa de Guissac, mujer de elevada posición de Nimes, en el Languedoc, es una prueba evidente de lo que aquí proponemos como máxima.

Alocada, aturdida, alegre, rebosante de ingenio y de simpatía, la señora de Guissac creyó que ciertas cartas de amor, escritas y recibidas por ella y por el barón de Aumelach, no tendrían consecuencia alguna, siempre que no fueran conocidas; y que si, por desgracia, llegaban a ser descubiertas, pudiendo probar su inocencia a su marido, no perdería en modo alguno su favor. Se equivocó… El señor de Guissac, desmedidamente celoso, sospecha el intercambio, interroga a una doncella, se apodera de una carta, al principio no encuentra en ella nada que justifique sus temores, pero sí mucho más de lo que necesita para alimentar sus sospechas, toma una pistola y un vaso de limonada e irrumpe como un poseso en la habitación de su mujer…

-Señora, he sido traicionado -ruge enfurecido-; leed: él me lo aclara, ya no hay tiempo para juzgar, os concedo la elección de vuestra muerte.

La Marquesa se defiende, jura a su marido que está equivocado, que puede ser, es verdad, culpable de una imprudencia, pero que no lo es, sin lugar a duda, de crimen alguno.

-¡Ya no me convenceréis, pérfida! -responde el marido furioso-, ¡ya no me convenceréis! Elegid rápidamente o al instante este arma os privará de la luz del día.

La desdichada señora de Guissac, aterrorizada, se decide por el veneno; toma la copa y lo bebe.

-¡Deteneos! -le dice su esposo cuando ya ha bebido parte-, no pereceréis sola; odiado por vos, traicionado por vos, ¿qué querríais que hiciera yo en el mundo? -y tras decir esto bebe lo que queda en el cáliz.
-¡Oh, señor! -exclama la señora de Guissac-. En terrible trance en que nos habéis colocado a ambos, no me neguéis un confesor ni tampoco el poder abrazar por última vez a mi padre y a mi madre.

Envían a buscar en seguida a las personas que esta desdichada mujer reclama, se arroja a los brazos de los que le dieron la vida y de nuevo protesta que no es culpable de nada. Pero, ¿qué reproches se le pueden hacer a un marido que se cree traicionado y que castiga a su mujer de tal forma que él mismo se sacrifica? Sólo queda la desesperación y el llanto brota de todos por igual. Mientras tanto llega el confesor…

-En este atroz instante de mi vida -dice la Marquesa- deseo, para consuelo de mis padres y para el honor de mi memoria, hacer una confesión pública -y empieza a acusarse en voz alta de todo aquello que su conciencia le reprocha desde que nació.

El marido, que está atento y que no oye citar al barón de Aumelach, convencido de que en semejante ocasión su mujer no se atrevería a fingir, se levanta rebosante de alegría.

-¡Oh, mis queridos padres! -exclama abrazando al mismo tiempo a su suegro y a su suegra-, consolaos y que vuestra hija me perdone el miedo que le he hecho pasar, tantas preocupaciones me produjo que es lícito que le devuelva unas cuantas. No hubo nunca ningún veneno en lo que hemos tomado, que esté tranquila; calmémonos todos y que por lo menos aprenda que una mujer verdaderamente honrada no sólo no debe cometer el mal, sino que tampoco debe levantar sospechas de que lo comete.

La Marquesa tuvo que hacer esfuerzos sobrehumanos para recobrarse de su estado; se había sentido envenenada hasta tal punto que el vuelo de su imaginación le había ya hecho padecer todas las angustias de muerte semejante. Se pone en pie temblorosa, abraza a su marido; la alegría reemplaza al dolor y la joven esposa, bien escarmentada por esta terrible escena, promete que en el futuro sabrá evitar hasta la más pequeña apariencia de infidelidad. Mantuvo su palabra y vivió más de treinta años con su marido sin que éste tuviera nunca que hacerle el más mínimo reproche.

FIN

domingo, 21 de agosto de 2016

Alicia y el Conejo blanco.


Momentos críticos: Joyce y Woolf como lectores. Martín Schifino

La escritura de James Joyce y Virginia Woolf cambió la literatura en lengua inglesa para siempre. Este ensayo es un acercamiento a su manera de leer.

¿Leen de otra manera los grandes escritores? ¿Expresan sus intuiciones, llegado el momento, en textos diferentes a los que producen los críticos que no son creadores por cuenta propia? Si uno se ha planteado estas preguntas, intuye en parte las respuestas. Pero harán falta definiciones, y un buen comienzo será coincidir con T. S. Eliot cuando señala la especificidad del crítico “cuya obra puede caracterizarse como un derivado de su obra poética”. Sin duda una diferencia esencial estriba en esa “derivación”. Como nota el ensayista y novelista ocasional James Wood, “el escritor-crítico, o el poeta-crítico, se encuentra en proximidad competitiva con los escritores de los que habla”.

La crítica, en dos palabras, forma parte de una discusión continua con los pares. Puede ser por eso el momento de expresar afinidades. Y constituye una oportunidad ideal para revisar la tradición. Al límite, el escritor-crítico es como la oficina de prensa que imaginaba Orwell en 1984: lee el pasado a su favor para apuntalar una posición actual. Flaubert, según cuentan por ahí los Goncourt, alababa las oraciones de precursores que sonaban a Flaubert; y no por casualidad los ensayos de Eliot ensalzaban poetas ingleses del siglo XVII y cánones franceses e italianos que se conjugaban en la poesía del propio Eliot. Pero el escritor-crítico también participa de una época determinada, y en ese sentido contribuye a lo que podría llamarse un clima de opinión, que trasciende intereses personales y se funde con la historia. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: letraslibres.com

viernes, 19 de agosto de 2016

El dragón y la mariposa. Un cuento de Michael Ende.


En un oscuro torreón
vivía en tiempos un dragón,
que Plácido se llamaba
y todo lo destrozaba:
lleno de pinchos y malas artes
Escupía fuego por todas partes.

Pero un día vino un profesor
con un libraco, y sin temor
al fiero dragón se acercó,
y de cabo a rabo lo examinó.
Midió al bicho con interés:
¡treinta metros de largo es!

Ingrato, el monstruo se tragó
El metro, y al que lo midió.
No le dolió su mala acción,
Pues bien le supo al muy glotón.

Pero el libro se le empachó
y una indigestión le dio,
y vomitó con desagrado
a sabio y libro antes tragado.

Para pensar


¿Quién dijo que los jóvenes no leen? Nº 24 de "Había una vez". Revista de libros y literatura infantil y juvenil.

viernes, 12 de agosto de 2016

Lectura para escapar de la guerra: así es la biblioteca secreta subterránea de Siria.

Abdulbaset Alahmar, fanático de Hamlet, es uno de los visitantes
de la biblioteca que funciona en un sótano.
Cuando un lugar ha estado sitiado por años y el hambre ronda las calles, se puede pensar que la gente tiene poco interés en libros.

Pero unos entusiastas de la lectura han armado una biblioteca subterránea en Siria, con libros rescatados de edificios bombardeados y los usuarios esquivan las balas para visitarla.

Bajando un tramo de escalones empinados, en la medida que es posible evadir bombardeos y las balas de los francotiradores en la superficie, se encuentra la biblioteca en una habitación grande pero poco iluminada.

La "pequeña guerra mundial" que desgarra a Siria

El lugar está enterrado bajo un edificio bombardeado. Esta biblioteca secreta ofrece aprendizaje, esperanza e inspiración a muchos en el distrito sitiado de Darayya, en Damasco, capital de Siria.

"Vimos que era vital crear una biblioteca para continuar nuestra educación. La pusimos en el sótano para evitar que fuera destruida por bombardeos como muchos otros edificios aquí", dice Anas Ahmad, un ex estudiante de ingeniería civil y uno de los fundadores.

La ocupación de Darayya por el gobierno y las fuerzas pro Bashar al Assad comenzó hace casi cuatro años. Desde entonces, Anas y otros voluntarios, muchos de ellos también exestudiantes cuyas carreras fueron interrumpidas por la guerra, han reunido más de 14.000 libros sobre casi cualquier tema imaginable.

Búsqueda peligrosa

En el mismo periodo, han muerto más de 2.000 personas, muchas de ellas civiles. Pero esto no ha impedido que Anas y sus amigos recorran las calles devastadas para encontrar más material para llenar los estantes de la biblioteca. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: bbc.com

“El Titanic se está hundiendo, y la gente se pone a cazar Pokemon en cubierta”. Entrevista al filósofo Jordi Pigem.

Autor de seis libros en torno al post-materialismo y la inteligencia vital, hemos hablado con este pensador, que, en la senda de los hermanos Panikkar/Pániker,cree que debemos superar el estado adolescente de adoración del ego, de la arrogancia del ser humano frente al resto de los seres vivos, y reconciliar nuestra mente con la naturaleza para salir de “la burbuja cognitiva” y de tanto vacío e incertidumbre en la sociedad occidental.

[...] Parte de algo consensuado por una corriente de la Psicología, que los seres humanos nos movemos primordialmente por dos fuerzas: el amor, por resumir en un término lo que representan la solidaridad, la empatía, la cooperación, el compañerismo, la amistad; y el miedo, con todo lo que entraña de protegerse, de luchar y competir para sobrevivir. “Puede haber una actitud de miedo o una actitud de amor. Y ha habido muchos intereses en el sistema capitalista para imponernos la idea de que somos seres individuales, que hemos venido aquí para consumir y competir. Cuando si partimos desde la otra perspectiva, la de la cooperación en vez de la competición, la de desarrollarnos en vez de arrollarnos, la de vivir y compartir en vez de luchar para sobrevivir, nos sentimos como parte de un todo, y no con la soberbia de creernos que hemos venido aquí para dominar el planeta y doblegar la naturaleza. De Darwin no han cogido ni sus reflexiones sobre que hay emociones en los animales, no, también han reducido su pensamiento para quedarse con lo que le interesaba al discurso capitalista, que es la parte de la lucha por la supervivencia, que sólo sobreviven los más aptos. El sistema ha tomado de Darwin lo que le interesaba, para afianzar su esquema competitivo de la sociedad, que hemos venido al mundo para competir”.

Pero a renglón seguido reconoce que resulta descorazonador que aún en 2016 sigamos jugando a no enterarnos. Y tomando una de las anécdotas, pero muy significativa, de este verano, recogida por todos los medios, el boom de realidad ampliada de los caza-Pokemon, piensa en voz alta para transmitirnos nuestra irresponsabilidad: “Se está hundiendo el Titanic y nosotros nos dedicamos a jugar cazando Pokemon en la cubierta. ¿Cómo es posible que un mundo con tanta información sobre lo que estamos destruyendo, que estamos destruyendo la base de nuestra existencia, mire para otro lado y no decida cambiar el rumbo? Hay más conciencia ambiental, sin duda, y hay parcelas en las que hemos avanzado muchísimo, como en todo lo referente al reciclaje. Hay más conciencia de los problemas, pero también veo más distracción. En un mundo al borde del colapso, es curioso que cada vez haya más entretenimientos para que nos olvidemos de pensar, para que ocultemos las cabezas como avestruces. Yo creo que no es casualidad, sino que hay un interés poco disimulado del sistema en ese potencial de distracción”.

Fuente: elasombrario.com

10 libros de adivinanzas, retahílas y canciones para vacacionar (Blog Linternas y bosques. Literatura infantil y juvenil)

Clásicos de la lírica infantil, las adivinanzas, los acertijos, los trabalenguas, las retahílas, las rondas, los arrullos… poseen una riqueza inigualable que es producto de su carácter intergeneracional. Herederas de la tradición oral, estas formas literarias son un puente al pasado, a las primeras formas de contar historias y de acercar a los niños al asombro del lenguaje y a sus posibilidades de hacernos reír, jugar, preguntar y develar misterios.

Además, ofrecen un placer implícito. No hace falta convencer a nadie de que son entretenidas. Esa es su naturaleza y, por eso, en esa defensa de una “lectura por placer”, son grandes aliadas. 

Dice la especialista María Teresa Miaja de la Peña sobre la adivinanza que “sensibiliza a niños y jóvenes con la poesía y fomenta en ellos el gusto por la palabra y el ritmo, además de que los familiariza con imágenes abstractas, creadas a partir de juegos de palabras, tropos y figuras retóricas que adquieren forma en su imaginación y les despiertan nuevas y maravillosas maneras de ver el mundo”. CONTINUAR LEYENDO

Chickamauga. Un cuento de Ambrose Bierce.

En una tarde soleada de otoño, un niño perdido en el campo, lejos de su rústica vivienda, entró en un bosque sin ser visto. Sentía la nueva felicidad de escapar a toda vigilancia, de andar y explorar a la ventura, porque su espíritu, en el cuerpo de sus antepasados, y durante miles y miles de años, estaba habituado a cumplir hazañas memorables en descubrimientos y conquistas: victorias en batallas cuyos momentos críticos eran centurias, cuyos campamentos triunfales eran ciudades talladas en peñascos. Desde la cuna de su raza, ese espíritu había logrado abrirse camino a través de dos continentes y después, franqueando el ancho mar, había penetrado en un terreno donde recibió como herencia la guerra y el poder.

Era un niño de seis años, hijo de un pobre plantador. Este, durante su primera juventud, había sido soldado, había luchado en el extremo sur. Pero en la existencia apacible del plantador, la llama de la guerra había sobrevivido; una vez encendida, nunca se apagó. El hombre amaba los libros y las estampas militares, y el niño las había comprendido lo bastante para hacerse un sable de madera que el padre mismo, sin embargo, no hubiera reconocido como tal. Ahora llevaba este sable con gallardía, como conviene al hijo de una raza heroica, y separaba de tiempo en tiempo en los claros soleados del bosque para asumir, exagerándolas, las actitudes de agresión y defensa que le fueron enseñadas por aquellas estampas. Enardecido por la facilidad con que echaba por tierra a enemigos invisibles que intentaban detenerlo, cometió el error táctico bastante frecuente de proseguir su avance hasta un extremo peligroso, y se encontró por fin al borde de un arroyo, ancho pero poco profundo, cuyas rápidas aguas le impidieron continuar adelante, a la caza de un enemigo derrotado que acababa de cruzarlo con ilógica facilidad. Pero el intrépido guerrero no iba a dejarse amilanar; el espíritu de la raza que había franqueado el ancho mar ardía, invencible, dentro de aquel pecho menudo, y no era sencillo sofocarlo. En el lecho del río descubrió un lugar donde había algunos cantos rodados, espaciados a un paso o a un brinco de distancia; gracias a ellos pudo atravesarlo, cayó de nuevo sobre la retaguardia de sus enemigos imaginarios, y los pasó a todos a cuchillo. CONTINUAR LEYENDO