martes, 12 de septiembre de 2017

"Contra el odio". Un magnífico libro de Carolin Emcke (Taurus, 2017, Barcelona).

Acabo de leer este libro y me ha encantado. La temática sobre la que gira el texto es la del odio, algo que se deja ver claramente en la frase que aparece en la portada y con la que se pone de manifiesto la intención de la autora:"No quiero que el nuevo placer de odiar libremente se normalice."

 A través de sus páginas Carolin Emcke va diseccionando el sentimiento del odio. Analiza su origen, sus causas y sus efectos. A través de tres capítulos: Visible-Invisible; Homogéneo-Natural-Puro; y Elogio de lo Impuro, van quedando al descubierto sus raíces y manifestaciones. Odio a la diferencia, a lo distinto, a lo impuro... Odio que no nace espontaneamente, que es preciso cultivar con esmero para que produzca sus frutos. Odio que puede tener una dimensión política, religiosa o social. Desde el odio por el origen, hasta el odio por no seguir los patrones "naturales" de género. 

Carolin nos habla del discurso del odio desde la derecha, de la intolerancia a la pluralidad de familias, del miedo a la llegada de refugiados... Significando que hoy en día, en un espacio público cada vez más polarizado, se está imponiendo una línea de persamiento que solo permite dudar de las opciones ajenas, nunca de las propias. Ante este planteamiento dogmático, la autora contrapone un elogio comprometido de lo diverso, de lo "impuro". La respuesta a nuestros problemas acutales, comenta, no puede quedar relegada sencillamente a los políticos, ya que todos somos responsables de luchar contra las formas cotidianas de desprecio y denigración. La democracia solo será posible si tenemos el valor de enfrentarnos al odio.

Así comienza el libro: "A veces me pregunto si debería envidiarlos. A veces me pregunto cómo son capaces de algo así: de sentir ese odio. Cómo pueden estar tan seguros. Porque quienes odian deben sentir eso: seguridad. De lo contrario, no hablarían así, no harían tanto daño, no matarían de esa manera. De lo contrario, no podrían humillar, despreciar ni atacar a otros de ese modo. Tienen que estar seguros. No albergar la más mínima duda. Si se duda del odio, no es posible odiar. Sí dudaran, no podrían estar furiosos. Odiar requiere una certeza absoluta. El más mínimo "tal vez" sería molesto. Cualquier "puede que" socavaría el odio y consumiría una energía que lo que pretende es, precisamente, ser canalizada."

Y termina:  "En "La condición humana" Hannah Arendt escribe que "el poder es siempre un poder potencial y no una intercambiable, mensurable y confiable entidad como la fuerza". Esta también sería la definición más acertada y más hermosa de un nosotros en una sociedad abierta y democrática: este nosotros es siempre un potencial y no algo inmutable, medible, fiable. Nadie define el "nosotros" en solitario. Este surge cuando las personas actúan juntas y desaparece cuando se dividen. Alzarse contra el odio y encontrarse en un nosotros para hablar y actuar juntos sería una forma valiente, constructiva y sutil de poder." -


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